Escalando nubes

Si ensimismado permanezco
observando tu sonrisa
y me aventuro al fin
a mostrarte la mía,
tu mueca de respuesta
me descubre:

susurros de día,
suspiros de noche,
sensaciones de vida.

Y si me sorprendo fuerte,
y me atrevo a mantenerte la mirada
observo como tu iris negro y profundo
no me es esquivo,
sino que frío y pasional
me invita a perseguirte
escalando nubes.

Retales

Retales,
costuras de un lienzo
descrito en el tiempo,
fragmentos,
de un sueño
pintado de azul

Acuarela, luz aguada
azules de distinto color
luces de un silencio
cosido al corazón

trozos empapados de sudor,
tijeras y un dedal
para coser,
para hilvanar
un momento y un deseo.

Complementos,
pedazos de un traje
hecho a medida
a base de puntadas,
de miradas
de palabras no pronunciadas.

Homenaje Antonio Vega

Chico triste y solitario
entre llamas y algodón
siempre soñando
en el mundo de los niños,
siempre buscando
el elixir de juventud.

Chico triste y solitario
perdido una tarde de otoño en Madrid
las calles mojadas le vieron crecer
hastiado de cantar
a la luz, a las olas
al silencio descomunal

Al mundo tuvo que contar
hasta perder la voz
que un ángel vino desde Orión
Marga, su ángel,
su alma, su voz.

Llegó la hora de volver
donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
Antonio ha vuelto
a ese lugar donde nació.

El viento

El viento me dejo
llagas en la mirada
durezas en la piel
una lejana visión
de campos
y una voz
de afilada claridad

Dehesas de color
verde y marrón
sueños sabor a corcho,
y un pájaro
y una espiga,
y una flor.

El viento me dejó
un recuero de trigo y miel
un silencio a huerto y barro
un beso húmedo y sereno.

Magia

Magia en las palabras,
en las miradas
en las señales
programadas
entre tus muecas
y mi cuerpo

Magia en los encuentros
en los roces
en los besos
entidades
enlazadas
por partículas siamesas

magia en las caricias
en la distancia
en los susurros
moléculas
conectadas
por química magnética

Corazones asfixiados

Llevo días sin buscar a nadie,
sólo buscándome a mí,
noches de frío,
pupilas dilatadas,
veneno en la piel,
luz artificial,
sangre en la nariz,
quién me puede explicar
donde encontré
todo este dolor.

A tientas palpo los miedos,
buscando en este jaula de cemento,
repleta
de corazones asfixiados,
de cuerpos cuarteados,
sentimientos atrofiados,
sueños de cartón,
ciudad sin final,
quiero escapar,
dejarme llevar.

Sonríes

Sonríes, ríes, sonrío,
miras, miro y te ríes,
sueñas, sueño, y sonríes.

Lloras, lloro, sonrío
Vives, vivo y te ríes
Llegas, llego y te duermes

Vas, voy, sonrío
Amas, amo y te ríes
Tocas, toco y me envuelves

Bailas, bailo, sonrío
Caes, caigo y te ríes
Besas, beso y me tienes

Piensas, pienso, sonrío
duermes, duermo y te ríes
envejeces, envejezco y te mueres

Copenhague

Decibelios, minifaldas,
limas de ondas musicales
en la alfombra roja,
caras, sonrisas,
sueños dibujados
en micrófonos de algodón.

Premios, rizos, lunes,
alcohol y vinilos
marcados con rubor,
trasparencias selladas
a los pliegos de la piel.


Flases, nervios, bullicio,
para un día en el mundo,
gritos, canapés y vinos
y al fondo suena Copenhague
adornando la función.

Frecuencias obsoletas

Distancias prohibidas
frecuencias obsoletas
nublan mi camino

Ondas de corto alcance
sentidos bloqueados
respiración entrecortada

Ecualizadores caducos
diales mermados
atrofian el espacio

Sintonizo tu recuerdo
vacío magnético
que vibra de silencio

frecuencias obsoletas
de un viaje apagado
por piezas lineales
de una ecuación
no comprendida

Deslices

Deslices descuidados han agotado nuestro amor de sábanas sudadas y almohadas arrugadas. Deslices que han desecho tu furor, tu tesón, tu pasión, tu trasparencia, y han convertido los abrazos en silencios, en cristales, en mentiras. Deslices encontrados, deslices provocados, deslices dibujados en el tiempo, emborronados, aguados, y sellados con odio para llegar a la tristeza más profunda, para encontrar el espacio más diverso, para llegar al reverso más oscuro. Deslices, deseos, excusas, momentos, tragedias, deslices, sueños, odio, voces y tormento.

Realidad confusa

Fragilidad endeble
cosida con finas hebras
mantiene sueños de cristal
en un mundo afilado,
plagado
de frenópatas
médicos
y directores
de sillones y papel.

Flaqueza introvertida
zurcida a tientas
para escapar
de los demonios,
los relojes,
los temores,
los criterios lacrados
de un mundo confuso
de un recelo continuo.

Las paredes de tu mente

Lisas parecen las paredes de tu mente,
mera apariencia,
de ideas que esbozan
fulgurantes y sinuosos
destellos que logran
desmontar
los principios,
las teorías,
del endeble universo
llamado humanidad.


Porque sólo tú puedes discernir
con claridad
los vicios,
los defectos,
la bruma de mediocridad
que llena las noticias,
que cubre los diarios,
y que omite nuestros sueños,
frágiles deseos
de otra realidad.

Tacones afilados

Tus pasos pausados obedecen
al mayúsculo dolor de tus sentidos

Mi respeto a tus urgencias brota
al son de tus tacones afilados de silencio

Tu camino distante está marcado
por el rencor azucarado de tus labios

Mis huidas a tu mirada corresponden
al apagado dolor de tu presencia

Tus sendas llagadas se diluyen
con el mortecino sabor de tu existencia

Mi miedo a tus sentencias se construye
con el hedor irritante de tu piel

los tiempos/los lugares

Allá donde los sueños acaban
allá donde los días comienzan
allá donde la vida sucede

Hallé un reloj vertido de arena,
una vaca mordida de tristeza,
un señuelo dorado
y un martillo clavado en el aire

Allí donde la noche oscurece
Allí donde los silencios afinan
Allí donde la existencia perece

Hallé una playa de violeta segado
una botella vacía y huérfana
una sombra herida
y un silencio esposado

La ciudad de las agujas

La ciudad de las agujas
esta construida con cristales y papel
que sortean las laminas difusas del alma.

Edificios de perfil brillante,
aluminio incrustado en el tiempo,
doblegado por las lágrimas del alma.

La ciudad de las agujas cicatriza,
y clava sus cimientos
en las avenidas despobladas de la memoria.

Calles de soledad, puentes de nostalgia
y un mausoleo de silencios
postrado en homenaje del recuerdo.

La ciudad de las agujas hiere, muere
y se transforma en el interior de tu mirada,
iris negro, profundo, ventana de tu vientre.